martes, 23 de junio de 2009

El le regaló una rosa y ella la supo aceptar,
Era tan solo una niña que a su lado quería soñar,
Le llenó la vida de ilusiones que de a poco empezó a soñar
Comenzó a sentirse triste sentia ganas de llorar
las lágrimas escondidas la querian consolar
para al fin una noche no tener que llorar más
Entonces la rosa empezó a marchitar
A él le sobraba la experiencia y a ella le faltaba edad
Una noche la niña llorando comprendio la gran verdad
que hay tiempo para todo y hay que saber ESPERAR

Natalia Decuadro, Soledad Javiel

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